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Y ahora... abre la boca.

"Dentista" ... menuda palabra. Yo misma, me pongo en tensión sólo de pensarlo y cuando me siento en el sillón, me quedo engarrotada.

Así que no es difícil imaginarse lo que supondrá para un chico con autismo ya que pueden presentarse dificultades añadidas por sus patologías asociadas (epilesia, fragilidad x, esclerosis tuberosa, angelman, prader-willi, down....) además de presentar muy frecuentemente hiperactividad, alteraciones sensoriales, ansiedad, comportamientos obsesivos-compulsivos y rituales, trastornos de humor, intolerancia al contacto físico... todo ello puede hacer que nos encontremos ante una situación de imposibilidad para convencerle que preste su colaboración o inexistencia de colaboración. Es por ello que hay que hacer un proceso de adaptación progresivo y personalizado a cada chico. Con la exposición que detallamos a continuación podremos suavizar sus reacciones ante lo desconocido y lograr una integración satisfactoria en la consulta dental.

Las chicas y chicos con autismo deben ir a revisiones frecuentes ya que muchos de ellos tienen poca percepción del dolor además, en muchos de ellos su comunicación verbal es poca por lo que no podremos saber si tienen caries o inflamaciones dolorosas. Estas revisiones periódicas van dirigidas a la prevención de intervenciones urgentes dado que el proceso de adaptación al medio son lentas.

Hay que adelantar que cada niña y niño son diferentes, y dentro de las recomendaciones que a continuación detallaremos, prima ante todo, la personalidad de cada uno.
Viendo sus particularidades, escogeremos aquellas recomendaciones que mejor se puedan aplicar al caso.
Es por ello que hay que tener en cuenta:
  • la edad del paciente
  • si se expresa verbalmente o no
  • si comprende o no las órdenes e instrucciones
  • si tiene sensibilidad a la luz, a olores, a temperaturas o a determinados objetos (bata blanca, camillas ... etc)
  • el umbral de dolor del paciente
  • si tiene rechazo al contacto físico (se usan guantes de látex, instrumental frío y duros en zonas especialmente sensibles como es la boca)
Una vez considerado todo esto, es el momento de decidir qué dentista es el idóneo. 
Lo ideal es un profesional que esté especializado en pacientes con autismo pero si no fuera posible, al menos, hay que buscar uno que esté sensibilizado con los discapacitados.

El chico/a debe conocer todos los detalles y con antelación suficiente, sobre todo si tienen comprensión sobre lo que le decimos. Alguna visita previa a la consulta es aconsejable para que conozca el lugar. Personalmente, considero que no hay que mentir porque únicamente conseguiremos crear desconfianza y en otra situación similar, los chic@s no nos creerán. Habremos dado un paso atrás.

Si su nivel de lenguaje o comprensión es bajo, lo ideal es acompañarle a la consulta varias veces con anterioridad a su intervención. Prepararemos la agenda con los pictogramas adecuados o con aquellas imágenes del personal e instrumental que se emplearan, con esto conseguimos que se familiarice con la consulta, con su mobiliario, con el personal.  Es aconsejable que las citas sean a primera hora para evitar estar demasiado tiempo en la Sala de Espera que podría provocar un aumento de su ansiedad. Han de ser visitas breves que tengan como fin crear confianza, de modo que la consulta finalizará con una sentada corta en el sillón, donde se le vea la boca, se le toque la misma con las manos y finalice con un premio por su comportamiento.
En algunos chicos funciona muy bien que vean a sus familiares (padres o hermanos) sentados en el sillón y que el dentista trabaje con ellos. Muchos actúan por imitación y conocer previamente todo los pormenores hace que todo sea más fácil.
Todo esto llevará varios meses hasta que veamos que el grado de confianza es suficientemente alto para empezar con el tratamiento.
Mi hermano Miguel Ángel no pone problemas para sacarle sangre porque de pequeño veía cómo le poníamos la insulina a mi abuela y él, en su lenguaje, decía que era la inyección de  "la Iah" (forma cariñosa de llamarla).

Si vemos que la adaptación no va por buen camino quizás sea necesario algún tipo de sedación en cuyo caso será necesario la coordinación del médico de familia con el dentista.

Preparar al personal que va a intervenir con nuestro chico es esencial. Hacerles ver que han de usarse la técnica Decir-Mostrar-Decir, frases cortas y directas de modo pausadas. 

Si el paciente se tranquiliza con algún juguete, objeto, trapito, etc... podría llevarlo a la consulta y conservarlo en sus manos mientras transcurre la visita. Si la mano del padre o la madre también hace dicho efecto, entonces sería buena idea mantener las manos cogidas. La música o la televisión también pueden ayudar a controlar la situación si éstas relajan al paciente.

Como podéis comprobar, la mayor parte del proceso supone conocer muy bien al chic@, su personalidad y aquello que más aversión le provoca para poder buscar un remedio y que la consulta dental sea un éxito.

Si tenemos en cuenta todo esto, apuesto que el/la dentista llegará a ser un miembro muy cercano a vuestra familia y los chic@s, irán muy conformes a verlos.

Por último y no menos importante, no olvidaros de enseñar a limpiarse los dientes. Una buena higiene bucal previene, indudablemente, muchos de los problemas dentales.

Aquí os dejo una presentación magnífica realizada en pictogramas por Sergio Palao de ARASAAC.







Fuentes:
Paso a Paso
Pediatric Dental Health
Mooib
ite.Educación "Going to the dentist: a guide for people with autism and asperger syndrome" by Kate Wilkes. NAS Autismo Helpline. Traducción Rosa Álvarez (Autismo Andalucía)
Autismo Diario
Protocolo Sanitario para pacientes con Autismo de Cipriano Luis Jiménez Casas y Fernando Domínguez González (Autismo Galicia)



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