Sin duda estamos ante un tema que me toca muy de lleno ya que soy hermana de un chico con autismo.
¿Mis sentimientos respecto a mi hermano? dejando a un lado el primero y más importante, un amor inmenso hacia él, pues he pasado por distintas etapas a lo largo de mi vida. Cuando mi hermano nació yo iba a cumplir 14 años y para mí, mi hermano iba a ver cumplido sus sueños y los míos que yo nunca pude conseguir. Él era como un proyecto. Todo cambió cuando nos dijeron a los 7 días de nacer que tenía síndrome de down. Mis proyectos se derrumbaron pero se construyeron otros... ayudaría a mi hermano a hacer todo lo que quisiera e intentaría que llevara una vida "normal".
Conforme fue creciendo nos dimos cuenta que sus habilidades cognitivas iban en detrimento y si cuando tenía dos añitos los psicólogos nos decían que él llegaría a ser normal porque anduvo casi con la edad que lo hacen los demás niños y hacía muchas cosas en su mismo tiempo, no mantuvo esa línea de aprendizaje.
Nos dábamos cuenta que el habla no se desarrollaba. Utilizaba terminaciones de palabras, hacía juegos repetitivos y tenía una serie de manías que no entendíamos, como jugar poniendo todos los juguetes en línea o tirar todas las gafas que viera. Ahí es cuando empezó una lucha de protección, de hacer ver sus dificultades ante médicos, psicólogos, pedagogos y logopedas. Eramos sus interpretes.
Cuando mi hermano cayó en un depresión con 19 años y su conducta se trastornó es cuando apareció la rabia e impotencia. Quería que todo el mundo viera y comprendiera nuestro problema, necesitábamos ayuda y no sabíamos dónde podíamos encontrarla. Visitamos muchos despachos, consultas, organismos e instituciones pero todo fue en vano...era como darse contra un muro indestructible.
Cuando encontramos a la Asociación de Autismo Sevilla y ellos por fin, diagnosticaron el autismo a mi hermano, el sentimiento cambió hacía una postura de ayuda, de aprendizaje, de crecer, de entender y colaborar en la visión que mi hermano tenía de las cosas.
El mundo del autismo es ciertamente muy vasto y difícil de entender para una familia. Cada uno de sus miembros intenta asimilarlo lo mejor que puede. Para algunos constituye una impotencia porque no saben cómo ayudar ni aunque tengan en su mano la ayuda inestimable de profesionales, para otros constituye un nuevo sentido a la vida, otros se mantienen al margen y otros se implican lo justo.
No estoy aquí para decir qué postura debe adoptar cada hermano dentro del autismo ya que es algo muy personal y desde luego, si no te sientes cómodo, mejor no intervenir ya que podría ser peor.
Lo que si suele ocurrir, sobre todo por parte de muchos padres es querer introducir un sentimiento de protección hacia sus hermanos con autismo, de guarda y custodia, de ser la prolongación de los padres para cuando ellos no estén en este mundo y eso, es una loza sobre cualquier persona. El sentimiento de culpa y abandono cuando no haces lo suficiente o simplemente, cuando realizas tu vida, tu trabajo, tus propios hijos y demás, dichos sentimientos es una cruz muy pesada para cualquiera.
Los padres no deberían inculcar o imponer dicha función a sus otros hijos, sino que son ellos los que tienen que decidir por sí mismos el grado de implicación respecto a su hermano.
Sé que esto es muy difícil porque se suele hacer de forma muy natural ya que empiezan con la protección típica que cualquiera pueda tener respecto a un hijo y no como a un hermano, entonces desde muy joven ya tienes una visión muy distinta de tu hermano.
No hay fórmulas mágicas, sólo puedo deciros que la mejor forma de afrontarlo es hacerlo con sentido común y con toda la naturalidad del mundo, hablar de las limitaciones, de complicaciones, de las ventajas y de todo aquello que tiene que ver con el autismo, de forma abierta y sin tapujos.
No obstante, unos consejillos no viene mal y los chicos de Autismo Madrid lo describen muy bien. Aquí os lo resumo un poco.
Conforme fue creciendo nos dimos cuenta que sus habilidades cognitivas iban en detrimento y si cuando tenía dos añitos los psicólogos nos decían que él llegaría a ser normal porque anduvo casi con la edad que lo hacen los demás niños y hacía muchas cosas en su mismo tiempo, no mantuvo esa línea de aprendizaje.
Miguel A. Guerrero |
Nos dábamos cuenta que el habla no se desarrollaba. Utilizaba terminaciones de palabras, hacía juegos repetitivos y tenía una serie de manías que no entendíamos, como jugar poniendo todos los juguetes en línea o tirar todas las gafas que viera. Ahí es cuando empezó una lucha de protección, de hacer ver sus dificultades ante médicos, psicólogos, pedagogos y logopedas. Eramos sus interpretes.
Cuando mi hermano cayó en un depresión con 19 años y su conducta se trastornó es cuando apareció la rabia e impotencia. Quería que todo el mundo viera y comprendiera nuestro problema, necesitábamos ayuda y no sabíamos dónde podíamos encontrarla. Visitamos muchos despachos, consultas, organismos e instituciones pero todo fue en vano...era como darse contra un muro indestructible.
Cuando encontramos a la Asociación de Autismo Sevilla y ellos por fin, diagnosticaron el autismo a mi hermano, el sentimiento cambió hacía una postura de ayuda, de aprendizaje, de crecer, de entender y colaborar en la visión que mi hermano tenía de las cosas.
El mundo del autismo es ciertamente muy vasto y difícil de entender para una familia. Cada uno de sus miembros intenta asimilarlo lo mejor que puede. Para algunos constituye una impotencia porque no saben cómo ayudar ni aunque tengan en su mano la ayuda inestimable de profesionales, para otros constituye un nuevo sentido a la vida, otros se mantienen al margen y otros se implican lo justo.
No estoy aquí para decir qué postura debe adoptar cada hermano dentro del autismo ya que es algo muy personal y desde luego, si no te sientes cómodo, mejor no intervenir ya que podría ser peor.
Lo que si suele ocurrir, sobre todo por parte de muchos padres es querer introducir un sentimiento de protección hacia sus hermanos con autismo, de guarda y custodia, de ser la prolongación de los padres para cuando ellos no estén en este mundo y eso, es una loza sobre cualquier persona. El sentimiento de culpa y abandono cuando no haces lo suficiente o simplemente, cuando realizas tu vida, tu trabajo, tus propios hijos y demás, dichos sentimientos es una cruz muy pesada para cualquiera.
Los padres no deberían inculcar o imponer dicha función a sus otros hijos, sino que son ellos los que tienen que decidir por sí mismos el grado de implicación respecto a su hermano.
Sé que esto es muy difícil porque se suele hacer de forma muy natural ya que empiezan con la protección típica que cualquiera pueda tener respecto a un hijo y no como a un hermano, entonces desde muy joven ya tienes una visión muy distinta de tu hermano.
No hay fórmulas mágicas, sólo puedo deciros que la mejor forma de afrontarlo es hacerlo con sentido común y con toda la naturalidad del mundo, hablar de las limitaciones, de complicaciones, de las ventajas y de todo aquello que tiene que ver con el autismo, de forma abierta y sin tapujos.
No obstante, unos consejillos no viene mal y los chicos de Autismo Madrid lo describen muy bien. Aquí os lo resumo un poco.
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